Descripción
En el camposanto de Tetuán, sagrada tierra española, yacen los que un día juraron emotivos sobre la enseña Patria su patriotismo los trajo á Marruecos su bravura fué el valor de la raza, constantemente bello y siempre contagioso no pensaron en otra gloria que la del vencimiento heroico, que la del triunfo generoso. A España rindieron sus vidas en santo holocausto por España supieron vencer como soldados y morir como creyentes. La sangre de sus venas empapó la tierra tetuaní, albergue de incultos montaraces su sangre, vertida con febril entusiasmo, ha trazado el principio de una ruta para el pacífico comercio y sobre esa ruta, roja por el sacrificio y áurea por la generosidad, nombres españoles dirán á los caminantes del mañana hasta dónde llegó la grandeza de España por merced de la hidalguesca virtud de sus soldados. La florida juventud cayó en el campo de batalla vencida por el dolor, supo poner un grito de victoria en sus labios en los umbrales de la muerte, todavía hizo salir de su alma la plegaria del más ardiente españolismo. Otras edades, no menos ardorosas, también dieron ejemplar prueba de mando y de obediencia de sus labios, crispados por la agonía, brotaron frases de sublime sentimiento de sus ojos, vidriados por la muerte, escapóse la postrer mirada, reflejo de un alma que tranquilamente se entrega á su Dios.
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