Busque en el archivo de publicaciones o dentro de este sitio web
Categoría:
Aportaciones militares a la sociedad civilTeniente coronel médico Felipe Ovilo Canales
Felipe Ovilo Canales nace en Segovia en 1850, fue teniente coronel médico, fundador y director de la Escuela de Medicina instalada en el Hospital Español de Tánger; impulsor de la medicina y desarrollo sanitario en Marruecos antes del Protectorado Español, en la época del sultán Muley Hassan.
Concluye sus estudios de Medicina en Madrid en 1870 y antes de cumplir los 21 años lo encontramos de médico militar en Cuba prestando servicios médicos en posiciones avanzadas y en hospitales desde 1871 a 1877. La malaria se ceba en él, y como a tantos otros, le conceden la «licencia por enfermedad».
En 1886 es destinado a Tánger como médico de la Legación Diplomática de España en Marruecos. Este destino marcará su vida. Su actividad como médico en Marruecos constituye un gran prestigio para la medicina española por su avance en el estudio de enfermedades tropicales. Organiza en Tánger la Escuela de Medicina, el Hospital Español, el Dispensario Clínico para nativos, interviniendo en todos los asuntos relacionados con la higiene y salubridad de la población, pero sobre todo se convierte en un gran conocedor del país y de la idiosincrasia de sus gentes. Muley Hassan, sultán en Fez desde 1873, le reconocerá como hijo predilecto de Marruecos.
Debido a sus amplios conocimientos sobre Marruecos y el aprecio y respeto que le tenía el Sultán, en 1887 forma parte de la delegación española en la reunión bilateral que tiene lugar en Rabat; en 1890 aparece como experto en Marruecos en la Conferencia de Madrid y nuevamente en 1894 en Marrakech con ocasión de la Conferencia de Paz tras la llamada «guerra de Margallo»; en 1895 es llamado a Madrid para asesorar al gobierno sobre la situación en Marruecos tras el fallecimiento del Sultán; finalmente, en 1906 asiste como experto de la delegación española a la Conferencia Internacional de Algeciras sobre Marruecos, donde se acuerdan las bases del Protectorado.
En 1887 Ovilo escribe su primer libro titulado «Estudios políticos y sociales sobre Marruecos» en el que manifiesta que «España, que se encuentra más interesada que ninguna otra en el imperio marroquí…, debe aprovechar las ocasiones que se le presenten de aumentar su influencia en ese país…. De no hacerlo así, otras naciones se encargarán de realizar esa misión, que por tantos motivos estamos llamados a llevar a feliz término». Esta opinión aparecería de nuevo en su libro« Estado actual de Marruecos» publicado en 1888 y posteriormente en el titulado «Intimidades de Marruecos» editado en1894.
Ovilo manifiesta su clara percepción de la necesidad de «un entrelazamiento entre los destinos históricos de España y Marruecos» de la siguiente forma: «…está sobradamente justificado el derecho que asiste a España para intervenir amistosamente en los asuntos de Marruecos y para actuar como un amigo leal para ayudar y proteger a Marruecos…».
Ovilo es reconocido como médico militar, pero especialmente como experto conocedor de Marruecos, como escritor, incluso como diplomático, en fin, es un militar, que aportó y mucho a la gobernabilidad de Marruecos. Su misión en ese país termina, lamentablemente, cuando es movilizado a finales de 1896 para servir en la última guerra de Cuba. Cumplió allí una penosa labor como médico durante seis meses de sacrificios y en mayo de 1897 regresa a Madrid, muy enfermo, al haberse agudizado la malaria que contrajo veinte años antes.
A su temprana muerte, en marzo de 1909, dejó una trayectoria excepcional, no solo como médico militar, sino como diplomático, sin serlo, mostrando un ejemplo de saber hacer y mantener magníficas relaciones con Marruecos. El «doctor Ovilo» debió ser escuchado con mayor celo.
Esta es la «gran aportación de un médico militar», que no solo sirvió con valor y ejemplaridad en Cuba, sino que estableció las bases de la medicina en Marruecos y sobre todo colaboró decisivamente a la mejora de las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos desde 1885 a 1896.
Luis Feliú Bernárdez