Descripción
Si en las armas y en la política España imperó durante el siglo XVI, en las ciencias, letras y artes, industria y comercio, igualmente dominó al mundo entero los Reyes, con su protección entusiasta á todo lo bueno y útil los nobles, con su afición á la cultura en general, y el pueblo, en su afán de escalar los primeros puestos del Estado por el talento ó por la virtud, tan poderosamente desarrollaron el movimiento intelectual, que bien puede decirse fue el cauce bienhechor que recogió en nuestra Patria aislados ingenios para fecundizar los pueblos y las razas que iban sujetando, el soldado con su espada y el misionero con su cruz. Focos irradiadores de la cultura fueron las Academias poéticas, donde el ansia de aprender llevó á esclarecidas personas, y de donde los sabios partieron cual módulos literarios de la escuela española. ¡Bien puede llamarse siglo de oro el XVI, tanto por el poder militar como por la grandeza literaria! Las Academias poéticas fueron la cuna literaria del siglo XVI. Entre las más importantes, merecen señalarse: la que tuvo en su casa Hernán Cortés, á la que concurrieron el Cardenal Poggio, Juan de Stúñiga, el Marqués de Falcés y otros la del Duque de Alba, cuyos alumnos fueron Garcilaso, Boscau, Hurtado de Mendoza, Cetina, etc. la Imitatoria, á la que perteneció Cervantes la Selvaje, á la que asistió Lope de Vega la que Leonardo de Argensola presidió en Zaragoza, y otras muchas, que completaron su acción con la ayuda de ricas bibliotecas públicas y privadas, museos y colecciones.
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