Descripción
Yo admiro al soldado español á través de su historia, patrio, como en nuestros tiempos sobre las riscosas tierras rifeñas siempre el mismo, impávido lo mismo en aquellos áureos siglos de la reconquista del sola ante la muerte y fiel ejecutor de los dictados se sus oficiales. Maravilla la historia del soldado español sus épicas proezas, un siglo tras otro siglo, parecen brillante diadema en las sienes de la Patria centuria tras centuria, es el artífice insigne que fervoroso y abnegado, viene labrando la grandeza de nuestra España. Todo en él es amor hacia su Patria y devoción para sus Reyes y ambos sentimientos, palpitan en los paladines de Cortés, en los valientes de Pizarro, en los estoicos luchadores de Flandes, en las aguerridas huestes de O’Donnell, en los ínclitos defensores de Baler, y en esos millares de héroes melillenses, que con sus huesos venerandos han fabricado el arco, bajo el cual penetrará la civilizada Europa en el norte africano. El soldado de hoy no puede, no quiere, ser diferente al soldado de ayer, al soldado de aquellos tiempos venturosos, en los que el sol se complacía en besar de continuo la enseña roja y gualda aquellos tiempos heroicos, en que el ansia de vivir era para engrandecer el alma nacional, no han muerto felizmente para España y para el Trono.
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