Descripción
¡Santa Libertad que labraste tus limpias tradiciones en aras de la fe! Toma el escudo, ciñe el casco, alza el penacho y el lanzón oprime apresta tus bizarros adalides suena el clarín sonoro y agita otra vez tu cabeza de laureles coronada anímanos con la sonrisa de tu ayer, con el perfume de tus glorias, con las flores de tu orgullo, con las virtudes de tus luchas. ¡Santa Libertad que á la Iglesia católica debes la existencia! Te forjaron antaño la fama de los santos, la virtud de los soldados, las rimas de los bardos te columbramos hoy envuelta en hermosas fantasías y en fulgentes colores á través de una aurora alegre y perfumada vengan á nos lontananzas del ayer resbalando gorgeos [gorjeos] de sus héroes sobre el alma de esta patria que parece declinante. ¡Católica Iglesia que moraste en el seno de la libertad haciéndola santa y guerrera, amorosa y patriótica! ¡Católica Iglesia que diste justicia á la libertad, belleza y aroma á sus conquistas, magnificencia á sus hechos é inmortalidad á sus propagandistas! ¡Católica Iglesia que fuiste de la libertad, honorable campeón, guía desinteresado en sus avances! Evoquemos en homenaje á la libertad mundial la fe española que esmaltaron soldados como Garcilaso de la Vega, capitanes como Gonzalo de Córdoba, aristócratas como Ignacio de Loyola, frailes como Cisneros, Generales como Farnesio y escritores como Cervantes. Perfumemos nuestras almas durmiendo en los ensueños de antiguos campeones, grandes para la libertad, sublimes para la fe, excelsos por su lealtad campeones esclavos de su honor y obstinados en el brillo de la Iglesia católica que nos dejaron en fúlgidos adioses el oro en las banderas, el ideal en las conciencias, el orgullo en los espíritus
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