Descripción
El más ilustre de los capitanes, el que supo vencer a los mejores Generales franceses, el que diera un reino a su Soberano, el que con su genio llevó la inmortalidad a sus empresas y el renombre a su ciudad, no tiene en ésta una estatua que acredite el orgullo de su patria y el homenaje de sus paisanos: Gonzalo de Córdoba tan sólo vive en la Historia porque sus hazañas tuvieron tanto de valor como de intelectualidad, porque sus decisiones fulguraron con deslumbrante belleza, porque su obra fue la más riente donación patriótica. El Gran Capitán, figura la más gloriosa de la infantería española, expresión la más perfecta de sentido españolismo, modelo el más acabado de grandeza y generosidad, todavía duerme entre sus leyendas doradas aquella bizarría que hizo doblar la rodilla de los más altivos guerreros ante el sacrosanto nombre de su Patria, duerme entre auroras nacarinas aquel insigne campeón que dio incienso a España con la inteligencia de su mando y con el heroísmo de sus soldados, duerme arrullado por canciones victoriosas aquel experto cordobés que puso corona triunfal a su ciudad querida en los odorantes valles de la Italia, duerme en el seno de la gloria que orgullosa le cobija. ¿Cuándo, ciudad de Córdoba, harás que tus hijos saluden a su celebérrimo antepasado, admirando en broncínea representación al que la Historia llama el Gran Capitán? ¿Cuándo, ciudad de Córdoba, contemplarás soberbio monumento que rememore al que en Cerignola dijera: «ánimo, amigos, esas son las luminarias de la victoria»
Valoraciones
No hay valoraciones aún.