Descripción
No evoca su pequeño territorio remembranzas de porfiadas luchas, ni añora su nombre actos meritísimos apenas si tiene historia. Grande es la importancia de esta isla, más apreciada por extraños que por propios, y por ende necesaria su ocupación si nuestro destino fuera encerrarnos en ella y volver las espaldas al exterior, razón tendrían los enemigos de nuestra preponderancia para arrebatarnos la presa pero si por el contrario, asentados en la isla, miramos con insistencia á las lejanías del Atlas y ofrecemos nuestro abrazo amoroso al hijo de Mahoma, entonces nuestras virtudes y nuestro comercio tendrán horizontes de bienandanza, porvenir de radiante claridad. No olvidemos nunca que un pedazo de territorio en Marruecos, por mínimo que sea, encierra valor inestimable esa isla del Peregil puede convertirse para nuestra Patria en un foco de influencia comercial. Despertemos, pues, nuestras energías y seamos los primeros ante el pueblo mogrebino, estimulándonos los derechos de la Historia, las necesidades del presente y los peligros de mañana pensemos, como pensaba Cánovas del Castillo, allá por los años de 1860. «La grandeza del tiempo de los almorávides y almohades y de los primeros benimerines, desapareció como un relámpago solo queda de ella algunas mezquitas en África y algunos pergaminos, casi por explorar, en las bibliotecas de Europa. Perdióse hasta el nombre de tantos poetas y sabios y artistas solo quedan los guerreros, y éstos, humillados y vencidos, porque en las campañas de nuestros días sirven de más las matemáticas que el valor, y de más los libros que las espadas
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