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El aseguramiento de la calidad

El aseguramiento de la calidad: desde la normalización de piezas al muestreo aleatorio o la calidad total

En el mundo actual el empleo de términos como «Sistemas de Calidad», «Aseguramiento de la Calidad», «Control de la Calidad», «Niveles de Calidad», Intercambiabilidad y normalización de piezas, muestreo aleatorio… han excedido los límites del campo de la producción industrial y son de empleo habitual en nuestra vida diaria.

El mundo de la calidad, basado en técnicas estadísticas y que busca la conformidad de las características y prestaciones que ofrece un producto o servicio con unos requerimientos previamente fijados, tiene su origen de aplicación en el mundo militar.

A mediados del XVIII, el armero francés Honoré Le Blanc desarrolló un sistema para la fabricación basado en la idea de emplear componentes intercambiables. Esto suponía la normalización de las piezas, que eran fabricadas según unas especificaciones previamente fijadas. El control dimensional de estas suponía la generación de un plantillaje (sistema de plantillas dimensionales, generalmente del tipo «pasa-no pasa”) que permitiera identificar las piezas defectuosas por no cumplir los requisitos dimensionales establecidos.

La normalización comporta diseñar un producto estándar, al que se acoplan piezas también estandarizadas. De este modo, una pieza puede aplicarse en cualquier unidad de producto, ya que todas ellas tienen las mismas características y magnitudes. Ello facilitaría también la fabricación en serie en lotes de producción (que se suponían elaborados en condiciones homogéneas o equivalentes de maquinaria, entorno, productor, materias primas, etc.).

Le Blanc aplicó este concepto a la fabricación de mosquetes para el ejército. Thomas Jefferson se sintió atraído por la idea y, en 1798, la administración de Estados Unidos encargó a Eli Whitney la fabricación de armas con el sistema de Le Blanc.

El control de la calidad siguió evolucionando en el campo de la producción militar, sobre todo, con la fabricación de componentes y sistemas cuya calidad sólo podía controlarse por ensayos destructivos, como por ejemplo era el control de la fiabilidad en el funcionamiento de lotes de fabricación de espoletas mecánicas. Con objeto de resolver ese problema se desarrollaron los métodos de muestreo aleatorio de ítems pertenecientes a un lote de fabricación homogénea. Ello permitió definir el tamaño de las muestras aleatoriamente seleccionadas de un lote que, sometidas a ensayos destructivos, y en función del resultado obtenido en esos ensayos, permitieran asignar un nivel de calidad (que era el que determinaba su aceptación o rechazo) al lote.

El control estadístico de calidad incluye dos fundamentos básicos:

  1. La aplicación de la teoría de muestreo estadístico en el aseguramiento de la calidad;
  2. El uso de las técnicas estadísticas para el seguimiento y control de los procesos.

Estos métodos, desarrollados en el período «entreguerras» y que entre otros resultados, permitieron aumentar la eficacia de los sistemas de artillería antiaérea, pasaron con posterioridad a aplicarse en todos los sistemas fabricados en serie, tanto en el campo de la automoción, el electrónico, … y constituyeron la semilla a partir de la cual se han desarrollado todas las teorías de los sistemas de calidad y que han evolucionado hasta constituir sistemas de teorías de aplicación práctica que se han globalizado. 

Francisco José Gómez Ramos

Desarrollo de las tecnologías microelectrónicas

Los programas militares que desarrollaron la tecnología del silicio en la segunda mitad del siglo XX

Nadie duda de las aportaciones a la sociedad civil de algunos dispositivos y sistemas realizados con fines militares, es el caso del RADAR, el GPS o del nacimiento de Internet. Sin embargo, muy pocos conocen y valoran el papel que las necesidades militares jugaron en el desarrollo de las tecnologías microelectrónicas en las que se basan nuestro actual modo de vida en lo que denominamos la sociedad de la información. Tecnologías que también serán el soporte de la futura sociedad del conocimiento, en la que los objetos y las máquinas serán inteligentes y compartirán los datos con las personas en un entorno de hiperconectividad. Unas tecnologías cuyo desarrollo incentivaron y aceleraron las necesidades militares tras la Segunda Guerra Mundial.

La digitalización de los cálculos y de las centrales telefónicas

La microelectrónica nace con el objeto de sustituir a los tubos de vacío (elementos voluminosos, caros y que consumían y disipaban mucha potencia) para resolver dos necesidades muy diferentes:

– «La realización de operaciones cada vez más complejas en periodos de tiempo cada vez más cortos». Durante la Segunda Guerra Mundial quedó de manifiesto la necesidad de calcular en tiempo casi real las trayectorias de la artillería. Posteriormente y durante la Guerra Fría, las que agudizaron la búsqueda fueron los requerimientos de cálculo en la carrera espacial y del proceso en tiempo real del radar y las comunicaciones seguras. La alternativa era la digitalización de los cálculos, de hecho, el primer computador digital electrónico de programación flexible, el bien conocido ENIAC, fue financiado por el Mando de Investigación y Desarrollo del Cuerpo de Artillería, con un coste total de unos 487.000 dólares.

– «La optimización de las centrales telefónicas de conmutación automática ante el imparable incremento en las líneas que debían interconectar». De hecho, el término «digital» lo introduce George Stibitz, de los Laboratorios Bell de la compañía telefónica AT&T, Inc. (American Telephone & Telegraph), quien en 1940 patentó la primera computadora digital electromecánica realizada con relés. Las centrales telefónicas de los años cuarenta utilizaban grandes cantidades de unos relés que eran voluminosos y lentos, que consumían mucha energía y eran difíciles de fabricar… ¡Había que buscar una alternativa para realizar las conmutaciones y los cálculos!

Una innovación radical: el Transistor

El transistor surge como afán de búsqueda de conocimiento dentro del ámbito de la «Física del estado sólido», de hecho, desde los años 20-30 del siglo XX se estaban estudiando el comportamiento de cristales que se parecían a lo que luego se conoció como semiconductores. Sin embargo, será en los laboratorios de la Bell, buscando una solución para sustituir los relés y los tubos de vacío, donde encontraron un dispositivo rudimentario, difícil de fabricar, pero al que se le presagiaban numerosas aplicaciones. La famosa patente de John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley, a los que se les concederá el Premio Nobel de Física en 1956.

Era una invención totalmente civil derivada de las necesidades del sector de las telecomunicaciones y, sin embargo, en 1952, el Departamento de Defensa de EE. UU. (DoD) estableció un «Subpanel de Dispositivos Semiconductores» para estudiar los nuevos dispositivos y sus aplicaciones. La reducción de peso y el bajo consumo de los equipos eran muy interesantes para casi todos los sistemas militares, especialmente para los sistemas de armas.

Los grandes programas del DoD para el desarrollo de la tecnología del silicio de los años 50 y 60 del siglo pasado

Los tres ejércitos de EE. UU. apoyaron los procesos de ingeniería de producción y otorgaron contratos de I+D cuyo valor se estima en 50 millones de euros entre 1952 y 1964. El Gobierno de EE. UU. no sólo financiaba la I+D de los semiconductores, sino que aseguraba a su vez compras importantes de los dispositivos y equipos electrónicos. En la gráfica, (tomada de V. Ortega, J. Molas y N. Carpintero. Relaciones entre las innovaciones tecnológicas y la Defensa, casos y políticas. Madrid: FUNDETEL. 2007), puede observarse el papel más que relevante que tuvieron las necesidades militares en el desarrollo de la electrónica de estado sólido hasta 1970. Posteriormente serán las aplicaciones civiles las que desarrollarán el mercado con un crecimiento exponencial que se mantiene hasta nuestros días.

Es innegable que el ordenador personal, internet y el móvil que disfrutamos hubiese llegado a nuestras manos tarde o temprano, pero fueron las aplicaciones militares y la apuesta del DoD por el desarrollo de la tecnología microelectrónica las que aceleraron los procesos y permitieron que la digitalización fuese una realidad en muy pocas décadas.

Una descripción muy detallada de este fenómeno puede encontrarse en la referencia ya indicada y en E. Braun y S. MacDonald. Revolución en miniatura: La historia y el impacto de la electrónica del semiconductor. Madrid: Fundesc/Tecnos, S.A. 1984.

En la dualidad de esta tecnología estuvo la clave del desarrollo exponencial de una tecnología que transformó nuestras vidas.

Félix Pérez Martínez
Academia de las Ciencias y las Artes Militares
Sección de Prospectiva de la Tecnología Militar

Invención del «patín»: ingenioso dispositivo que permitió la botadura de gigantes buques superpetroleros

Entre los años 1967 y 1983, la empresa «Astilleros y Talleres del Noroeste, S.A. (ASTANO)» construyó treinta y ocho buques petroleros. Aquellas naves incluyeron un amplio espectro de tipologías de barcos, abarcando desde los pequeños petroleros de distribución de 500 toneladas de peso muerto (TPM), para CAMPSA, hasta los mayores buques construidos en grada inclinada, de más de 363.000 TPM, para armadores como Gulf Oil Corporation.

En aquellos años se produjo un hito histórico, la botadura del petrolero Arteaga en el año 1972, el mayor buque de la historia construido en grada inclinada hasta aquel momento. Se debe destacar que, a petición de los Armadores, el escantillonado (grosor del casco) del Arteaga superó los requerimientos exigidos por la «Sociedad de Clasificación» en aquellos momentos. Aquella botadura supuso un hito insuperable que convirtió a Ferrol, a su comarca, y a sus astilleros, en iconos de la ría y de la ciudad. ASTANO, junto a la Empresa Nacional Bazán, convirtieron a la ciudad departamental en aquellos años en el mayor emporio técnico naval de nuestro país.

Construcción del petrolero Arteaga

Aquel año de 1972 el Arteaga se convertiría en el mayor buque construido hasta entonces en una grada, ya que los petroleros de esa época se construían en dique seco. Aquel 15 de abril de 1972 todos los ojos del mundo estaban puestos en un astillero de Ferrol, ASTANO. Aquel hito, que sigue formando parte del orgullo ferrolano, evidenció el talento de una ciudad y de sus ingenieros navales, que fueron capaces de desarrollar los dispositivos necesarios para poder realizar la botadura desde la grada inclinada, y de forma satisfactoria. Y no debemos olvidar que los cálculos de aquella botadura se llevaron a cabo con un simple ordenador de 256 kb, algo impensable en nuestros días. Pero además aquellos ingenieros no estaban solos, sino que estaban acompañados del buen hacer de los cinco mil trabajadores de la factoría, y de varios cientos más, de empresas auxiliares de la comarca.

En aquella fecha histórica de 1972, los técnicos japoneses, y algunos europeos, que construían hasta aquel momento los petroleros de mayor porte del mundo, no quisieron perderse el acto. Y no fueron los únicos, profesionales del mundo entero se dieron cita en el astillero de Fene aquel célebre 15 de abril, y probablemente muchos pensando que iban a ver cómo se partiría un superpetrolero en el momento de entrar en contacto con la mar. Pero eso no ocurrió, más bien todo lo contrario, el patín cumplió su labor, y el buque entraba suavemente en el agua, al tiempo que se tensaban los cables de las enormes rastras de cadenas que fueron frenando su arrancada y lo dejaron flotando libremente en la ría. Ferrol había defendido su tesis doctoral obteniendo una calificación de «sobresaliente cum laude», gracias a que había superado un desafío técnico de gran envergadura, irrepetible, y además de manera muy notable.

El desafío de la botadura del Arteaga

Los problemas más importantes que surgieron a la hora de estudiar el lanzamiento del día señalado estuvieron relacionados con las altas presiones esperadas en el deslizamiento y con la resistencia necesaria en la grada. Para contrarrestar las presiones en el giro y en el extremo de la grada (instante «delicado» en el que el buque abandona la grada durante el deslizamiento el día de la botadura, y en el que el buque alcanza las mayores presiones), fue necesario disponer de una «cuna» y de un perfil adecuado de las imadas, al objeto de que las presiones se redujeran al mínimo. Y en referencia a la resistencia de la grada, esta fue proyectada de manera que estuviera formada por una placa sostenida por columnas. La cuna fue diseñada de manera que distribuyera el desplazamiento del buque de forma conveniente, para que no se superaran las cargas máximas admisibles en la grada en ningún momento.

Para el cálculo del lanzamiento, en primer lugar, se efectuaron los cálculos de lanzamiento estático y dinámico según los métodos clásicos, obteniéndose los resultados correspondientes a la reacción sobre las imadas, y al movimiento y frenado del buque, usuales. Para la distribución de las reacciones, no se consideró válida la hipótesis clásica de una distribución trapezoidal de pesos, sino que se tuvo en cuenta la elasticidad de la cuna e imadas, así como la flexibilidad del buque como viga, de la cual ya había dado cuenta, entre otros, el ingeniero naval Ignacio Espinosa de los Monteros y Bermejillo. Ello implicó introducir una complejidad notable en los cálculos, que se realizaron con la ayuda de un ordenador marca IBM y modelo 360, de 256 Kb de memoria.

Para estos cálculos se dividió la eslora del buque en cien puntos, y en cada uno de ellos se tuvieron en cuenta, como datos, los coeficientes de elasticidad de la cuna e imadas. También se estudiaron valores como la inercia, el área efectiva de contacto o el peso propio del buque, en cada posición durante el recorrido del lanzamiento. Junto a estos valores también se tuvieron en cuenta los datos de reacciones y presiones en las imadas, momentos flectores del buque viga, esfuerzos en cubierta y fondo, y esfuerzos cortantes.  Asimismo, para cada posición del buque, se obtuvo el momento del peso respecto al extremo de proa de la cuna, el momento del desplazamiento respecto al mismo punto, y la tangente del ángulo girado por la quilla respecto a la línea base.

Los programas utilizados en el ordenador de 256 kb permitieron efectuar el cálculo con rapidez y precisión, lo que posibilitó la repetición del cálculo para diversas disposiciones de la cuna y perfil de imadas, hasta conseguir valores de presiones admisibles, tanto para la estructura del buque como para la grada. Además, para auxiliar en el deslizamiento, se emplearon grasas del tipo Basekote 65 (20 mm de espesor sobre imadas) y Slipkote 4 (5 mm de espesor sobre imadas).

José Deus López: el cerebro que ideó el «patín» y perfeccionó el procedimiento de «cama elástica»

A sus 94 años el capitán de Fragata José Deus tiene una vida llena de éxitos e historias trepidantes. Fue dado por desaparecido en dos ocasiones, salvó a la tripulación de un submarino y contribuyó a la creación y éxito del astillero de ASTANO. Deus es doctor ingeniero naval, pero en sus orígenes perteneció al Cuerpo de Máquinas de la Armada, donde obtuvo el número uno de su promoción en sus comienzos. En 1955 se presentó al Cuerpo de Submarinos y estuvo destinado en Cartagena embarcado en diferentes destinos. Posteriormente, en 1959, realizó los cursos de Estudios Superiores en el Instituto y Observatorio de la Marina de San Fernando, y a continuación siguió con los cursos de la Escuela Superior de Ingenieros Navales de Madrid, que le sirvieron para poder ingresar en el Cuerpo de Ingenieros de la Armada. Ya destinado en el Arsenal Militar de Ferrol fue Jefe de los Servicios Técnicos de Casco y Máquinas e Instalaciones Navales en Tierra, y también Segundo Jefe de la Inspección de Construcciones y Obras del Arsenal de Ferrol (ICOFER), hoy denominada Ingeniería de Construcciones y Obras (por cierto, destino de un servidor desde el año 2005, y donde actualmente ocupa el puesto de Jefe de Ingeniería de Plataforma).

José Deus en la actualidad en el “ordenado desorden”

Deus comenzó a trabajar en ASTANO en el año 1963, donde se jubiló siendo el director del Departamento de Ingeniería y Estudios, y es considerado uno de los mayores expertos mundiales en el proceso de botadura, por lo que viajó por todo el mundo enseñando sus conocimientos. Deus inventó el «patín» y perfeccionó el procedimiento de soportado del buque en grada inclinada sobre «cama elástica», que permitió la botadura de los mayores buques del mundo construidos en ASTANO, la serie del Arteaga y Al Andalus, de 323.000 y 363.000 TPM respectivamente.

Asimismo, también desarrolló procedimientos de alineación de líneas de ejes de grandes buques, mediante la utilización de extensímetros, y llevó a cabo un novedoso estudio para aplicar el concepto de construcción en serie a los grandes petroleros en ASTANO, mediante la transferencia de popas entre gradas. También realizó estudios teóricos sobre una novedosa membrana criogénica, junto con ensayos de confirmación en taller, así como trabajos técnicos y de consultoría para diferentes astilleros.

El «patín» de la botadura

Evidentemente, la longitud y anchura de las imadas se diseñan para que soporten una presión determinada (presión media), y para que el giro del buque sobre el patín (último extremo de las anguilas en abandonar la basada móvil) se realice en un momento y lugar prefijado (no nos podemos olvidar que el lugar de la botadura tendrá una profundidad determinada y debemos estar seguros que el buque en el momento del saludo, no «calará» más que lo que nos permite la profundidad en ese lugar y para ese instante del día).

Patín de la botadura

Por lo tanto, el patín facilita el giro del buque al entrar en contacto con el agua, evitando los brutales rozamientos que solían acompañar a este tipo de procesos cuando los buques se botaban sin este ingenioso invento. Antiguamente, cuando no se usaba el patín, a veces se rompían las estructuras, e incluso se dañaban los barcos.

Se debe destacar, para finalizar, que el buque metanero Laietá, que marcó otro hito en la historia de ASTANO, fue uno de los primeros buques que se botó auxiliado por el patín en la proa de la cuna, ideado por Deus.

Raúl Villa Caro
Academia de las Ciencias y las Artes Militares
Sección de Prospectiva de la Tecnología Militar

5 respuestas a «Invención del «patín»: ingenioso dispositivo que permitió la botadura de gigantes buques superpetroleros»

  1. […] Se debe destacar, que el buque metanero Laietá, que marcó otro hito en la historia de ASTANO, fue uno de los primeros buques que se botó auxiliado por el patín en la proa de la cuna, ideado por Deus.Para finalizar me gustaría indicar que se puede consultar una versión más reducida de este artículo, referente solo al patín, en la web de la Fundación de las Ciencias y las Artes Militares (https://www.fundcami.org/invencion-del-patin-de-botadura/). […]

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El primer automóvil de fabricación española fue militar

Con ocasión de ocupar la Universidad Nebrija las instalaciones del antiguo Servicio Histórico Militar con entrada por la calle Santa Cruz de Marcenado, un queridísimo amigo y profesor de nuestra Universidad en aquel entonces, el Dr. Guillermo Calleja Leal, correspondiente de esta Academia, me contó la historia que ahora reproduzco como aportación, y es que celebramos este año el centenario del primer automóvil de fabricación enteramente española, que tuvo origen militar, precisamente en el acuartelamiento al que nos hemos referido.

El Centro Electrotécnico y de Comunicaciones. Sus avances tecnológicos, 1904-1927

Destruido en febrero de 1889 por un pavoroso incendio el Hospital Militar de Madrid, que ocupaba el antiguo edificio del Real Seminario de Nobles, en 1903 se desescombraron sus ruinas y se construyeron cuatro nuevas edificaciones, una de ellas por el Centro Electrotécnico y de Comunicaciones (en lo sucesivo CEYC), creado por Real Decreto de 2 de noviembre de 1904, al que se asignaron tropas de la Compañía de Telégrafos de la Red de Madrid y las de la Escuela Central de Telegrafía, así como una unidad de Estudios y Experiencias con distintos cometidos como el de completar la Red Óptica General de España. En 1906, se añadieron la Escuela de Automovilismo de conductores-mecánicos y la Sección Ciclista.

El CEYC, origen del Regimiento de Transmisiones 22, fue la cuna de la radio militar, tanto para uso permanente como táctico mediante estaciones remolcadas, y además de la radio civil, iniciándose en 1907 la Red de estaciones radiotelegráficas, ampliada años después, que podía enviar mensajes desde estaciones costeras a cualquier buque en aguas territoriales españolas o a cualquier lugar allí donde los ingenieros del CEYC tuvieran vehículos que hicieran de estación volante.

El Ejército fabricó en 1922 el primer automóvil en España

En el trágico año del Desastre de Annual, el CEYC inició la producción de «camiones protegidos» que fueron empleados en la Guerra del Rif (23 entre 1921 y 1925), vehículos blindados construidos sobre chasis de camiones norteamericanos, alemanes y franceses.

Pero en 1921 Juan Antonio Hernández Núñez, capitán de Ingenieros del CEYC, diseñó un pequeño automóvil de un mínimo de piezas y con un motor también diseñado por él, para prestar servicio de comunicaciones en la campaña militar. Presentado el diseño a su jefe, el coronel José Tafur Funes, el CEYC lo fabricó en 1922, hace ahora cien años y siendo el primer vehículo automóvil fabricado enteramente en España, que fue presentado en el II Salón del Automóvil de Barcelona de 1923.

Inicialmente se fabricaron 100 unidades para uso militar siendo conocidos como «Juanitos» en alusión a su diseñador. En 1925, su diseñador firmó un contrato con la Compañía Euskalduna de Bilbao para su fabricación en sus talleres de Villaverde, comercialización y venta, aunque después se fabricó en los talleres de la Sociedad Española de Construcciones Metálicas, empresa con la que Euskalduna tenía un convenio. Desde entonces la marca del coche fue «Euskalduna» o «CEYC-Euskalduna» como vehículo utilitario civil y «CEYC» como automóvil militar. Conservó la estandarización de sus componentes para abaratar costes y su lanzamiento comercial en 1925 tuvo un enorme éxito.

Juan Cayón
Academia de las Ciencias y las Artes Militares
Sección de Futuro de las Operaciones Militares

La profesión de «ingeniero naval»

La profesión de ingeniero naval en España nació hace 250 años

Durante el siglo XVIII la construcción naval sufrió un profundo cambio, efectuando un salto desde el «artesano», con grandes conocimientos prácticos de la construcción naval, pero sin base científica, hacia el «ingeniero», que empezó a aplicar métodos científicos en la construcción naval. La necesidad de crear una Armada potente que pudiera hacer frente a otras Marinas fue el detonante de la decisión, y por ello, el XVIII, fue denominado el Siglo de Oro de la construcción naval, debido entre otras causas, a todos los esfuerzos que se llevaron a cabo para generar una Armada moderna y potente apoyada en el gran número de buques que se construyeron. No solo se crearon barcos comparables con los del resto de potencias europeas, sino que nacieron los grandes Astilleros y Arsenales de Guarnizo (en la actual Cantabria), La Carraca (Cádiz), Cartagena, y Ferrol.

La transición de un modelo artesanal a otro científico requirió el impulso de la Corona, y gracias a figuras como Patiño, Gaztañeta, Jorge Juan y sobre todo al francés Gautier, se promovió la creación de un cuerpo facultativo que aglutinaría áreas de conocimiento orientadas a la construcción naval. Fruto de todo ello, el 10 de octubre de 1770, S.M. el Rey Carlos III firmó la Real Ordenanza para el Establecimiento del Cuerpo de Ingenieros de Marina, que contemplaba todos los aspectos de la industria naval: la construcción y carenado, la explotación de los bosques, las obras civiles e hidráulicas, cordelería, velas, jarcias, etcétera.

Evolución en el siglo XVIII

En 1705 Felipe V empezó a diseñar una nueva Marina con la elaboración del reglamento nuevo de Patiño. Para esta nueva Marina, el intendente general José Patiño imitó la estructura francesa apoyada en marinería de voluntarios no profesional y con el mando naval sustentado en dos Cuerpos, uno facultativo, militar y naval (el Cuerpo General), y otro económico y de gestión (Cuerpo del Ministerio de Intendencia).
El marqués de la Ensenada había diseñado un plan general de espionaje destacando su ejecución en la parte inglesa, por el peligro que representaba para nuestras colonias. Para la parte inglesa encargó en 1748 al capitán de navío Jorge Juan una misión secreta de espionaje muy compleja. Consistía en contratar constructores con la obligación de enseñar posteriormente su ciencia a los españoles, conseguir un plano de todos los tipos de navíos y fragatas, obtener planos de puertos, y examinar diques y almacenes para conservar maderas o arboladuras.
Tras dieciocho meses en Inglaterra, los españoles volvieron a España después de contratar a tres constructores y otros tres ayudantes, a dos maestros de jarcia y a una serie de trabajadores de maestranza, hasta sumar un total de ochenta personas.
Finalmente, y de la mano del secretario de Estado Grimaldi, en los inicios de 1765 llegó a España un ingeniero naval francés llamado Francisco Gautier, hombre que marcaría nuestra historia naval. En 1767 Gautier realizó un informe crítico al sistema inglés y fue nombrado «Director de construcción de bajeles y carenas». Dos años después aprobaría un reglamento de maderas para construir navíos.

La Real Ordenanza de 1770

El 3 de enero de 1770 tuvo origen el proceso de elaboración de la primera normativa legal reguladora del Cuerpo de Ingenieros de la Marina. Arriaga escribió a Gautier trasladándole la orden de Su Majestad Carlos III, lo que demuestra que Gautier jugó un papel fundamental en la creación del Cuerpo. El 1 de octubre de 1770 Gautier presentó unas reflexiones que justificaban la necesidad de la creación de un Cuerpo de ingenieros de Marina acompañadas de un texto inspirado en la ordenanza francesa de 1765 y en la de nuestros ingenieros del Ejército. Poco después, el 10 de octubre de 1770, el rey Carlos III sancionaba la denominada «Ordenanza de S.M. para establecimiento del Cuerpo de Ingenieros de Marina».
En virtud de esta orden, el 10 de octubre de 2020 se cumplieron 250 años del origen y creación del cuerpo de ingenieros de la Armada, de la profesión de ingeniero naval y de las enseñanzas de ingeniería naval en general. Aquel 10 de octubre se fundó el Cuerpo de Ingenieros de Marina, que supuso la adopción de criterios científicos en una profesión que era casi artesanal hasta ese momento.

Los 250 años de «INGENYO»

Realizando un pequeño juego de palabras, el término «ingenyo» esconde la denominación de «ingeniero naval y oceánico». Aunque la denominación de «ingeniero naval» parezca contemporánea respecto a la de “ingeniero de marina”, la primera ya se usaba en el pasado. José Romero Fernández de Landa, creador del primer reglamento de maderas, ya la utilizó en su época.

La profesión de ingeniero naval en España, como se acaba de indicar, nació hace 250 años ante la necesidad de tener que concebir y formar el «plano» de los buques, así como sus arboladuras, velámenes, y estibas para la artillería. Y con motivo de esa efeméride, el Cuerpo de Ingenieros de la Armada, y la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España, organizaron de manera conjunta en 2020 en la sala Carlos III de EXPONAV, el Museo de la Construcción naval de Ferrol, una exposición en la que se mostró el desarrollo histórico de esta profesión, así como de su actividad actual y futura. En la actualidad la ingeniería naval y oceánica abarca el proyecto, construcción y reparación de todo tipo de buques y artefactos flotantes y submarinos, incluyendo sus máquinas y equipos, así como los sistemas de aprovechamiento energético de los entornos marinos, lo que implica el conocimiento y manejo de un amplio abanico de tecnologías.

En Ferrol se ubicó la primera Academia para formación de los Ingenieros de Marina, que impartió docencia con carácter provisional. Posteriormente, entre los años 1860 y 1885, se creó la Escuela Especial de Ingenieros de Marina y en 1914 la Academia de Ingenieros y Maquinistas de la Armada.
La separación de la rama civil de la ingeniería naval del tronco de la ingeniería militar se produjo en el año 1914. En 1929 se creó la Asociación de Ingenieros Navales (AINE), y ese mismo año se fundó la revista Ingeniería Naval. No fue hasta 1933 cuando la formación de estos profesionales pasó a depender exclusivamente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, creándose en Madrid la Escuela Especial de Ingenieros Navales.


Desde entonces hasta la actualidad, el Cuerpo de Ingenieros ha estado siempre al servicio de la Armada, sufriendo también los avatares históricos de la España de los Siglos XIX y XX. Este último siglo trajo profundos cambios tecnológicos que influyeron notablemente en el citado Cuerpo, tales como la creación de la Sociedad Española de Construcción Naval, la construcción del Canal de Experiencias Hidrodinámicas del Pardo (CEHIPAR), la construcción de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales (ETSIN), la construcción de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Armas Navales (ETSIAN), y la creación, dentro del Instituto Nacional de Industria (INI), de la Empresa Nacional Bazán (EN Bazán).
En la actualidad los integrantes del Cuerpo de Ingenieros de la Armada pertenecen a diferentes especialidades, y una de ellas es la «naval». Estos oficiales se forman previamente en las universidades, y después desarrollan sus conocimientos en la Armada.

Raúl Villa Caro

Trasvase de conceptos

Conceptos derivados del pensamiento militar y estratégico y utilizados en la vida cotidiana

Operación Barbarroja. Plan estratégico.
Unidad de vanguardia
Asedio de San Quintín

ESTRATEGIA, LOGÍSTICA, ESTADO MAYOR Y OTROS CONCEPTOS

«Estrategia» etimológicamente es el arte de dirigir a los ejércitos, el arte del general, que genera un pensamiento estratégico, una cultura estratégica o una estrategia como una forma especial de pensar con su propia lógica, contradictoria a veces, pero lógica de la razón con sus múltiples variables y que determina la forma de alcanzar los objetivos políticos, o los de las empresas, y las formas y medios para alcanzarlos. Hoy en día la empresa, gobierno, institución, fuerzas armadas, etc que no tenga Estrategia está condenado a seguir la estrategia de otros, a ser segundones y tener vista miope, cuando otros son hipermétropes, con su vista enfocada a la larga distancia. Del arte del general, que sigue siendo, pasa al arte del CEO en la actualidad.

«Logística» etimológicamente está ligado al cálculo al razonamiento de cómo abastecer a los ejércitos en el teatro de operaciones. En definitiva, lleva consigo la obtención, el transporte, el almacenamiento y la distribución de los medios necesarios para el sostenimiento de las operaciones militares o de su difusión en el mercado en el caso de las empresas. Las unidades logísticas militares, grupos y agrupaciones, dan paso a las empresas de «Logística” que hacen lo mismo que sus predecesoras militares. El sostenimiento de las operaciones tiene dos palabra logística y dinero. Aspectos clave que observamos determinantes en al apoyo a las unidades rusas que están invadiendo Ucrania como lo han sido a lo largo de la Historia Militar. Las ofensivas aliadas en la IIGM y las de Alemania se basaban en dos cosas: Financiación y Logística, sin ellas las unidades operativas no podían actuar.

«Estado Mayor» la complicación de la dirección de los ejércitos de masas que aparecen en el siglo XIX hace preciso crear un órgano que asesore al general, le proporcione toda la información que necesita y trasmita de forma eficaz sus órdenes. Ese Estado Mayor Militar se distribuye o reparte las funciones en las áreas de Personal, Inteligencia, Operaciones, Logística, Planes y Estrategia, Telecomunicaciones, Financiación y Adiestramiento. Todas estas áreas la podemos ver en las grandes empresas, en algunos casos con nombres diferentes, como marketing, ventas, producción, información, etc.

Estos tres aspectos representan una gran aportación del pensamiento militar a la sociedad civil y al Estado que han ido mejorando con el tiempo incluyendo áreas de Transformación Digital y de Técnicas de Apoyo a la Decisión apareciendo tanto en las unidades militares como en la empresa expertos matemáticos en investigación operativa, estadística o informática ocupando puestos en los más altos niveles de la estructura.

Por cierto, la investigación operativa, surge inicialmente y de ahí deriva su nombre de la investigación militar operativa que se desarrolla en sus orígenes para proporcionar una herramienta útil para los Estados Mayores aliados para organizar y preparar alternativas de la operación de desembarco de Normandía durante la II Guerra Mundial. Es decir, hace poco más de 75 años que los ejércitos empezaron a utilizar ese tipo de herramientas de análisis matemático para llegar a donde la mente no llega y ahora es difícil encontrar una gran empresa que no tenga un departamento de análisis y prospectiva con expertos de varias áreas, en particular investigadores operativos. Por cierto, no hay apenas paro en los graduados en Matemáticas debido a la gran demanda.

Por otro lado, en el campo del lenguaje cotidiano, en particular en España, la aportación de palabras derivadas de la historia militar es inagotable, voy a describir solo algunas muy significativas y que recuerdan algunas hazañas de los ejércitos españoles.

«OK», primera guerra mundial, en solo el primer día de la cruenta batalla del Somme que duró cuatro meses murieron 19.000 soldados británicos, al final de la batalla las bajas totales francesas, alemanas y británicas superaron los 300.000. Es por ello que cuando en un frente concreto de la absurda guerra de trincheras no se producían muertos se informaba de Zero Kills que pronto se transformó en 0K.

«Se armó la de San Quintin», se refiere a una gran discusión o trifulca y tiene sus orígenes en el siglo XVI, cuando el ejército español derrotó al Ejército francés en una encarnizada batalla cerca de la localidad de San Quintín que se saldó con 12.000 muertos galos. En conmemoración el rey Felipe II ordenó la construcción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Una vez derrotados en San Quintin no había fuerzas francesas entre la localidad y París. Felipe II decidió no ocupar Paris ni trasladar la corte a esa ciudad, quizás la historia de Europa hubiera sido otra.

«Esto es una bicoca» significa que es muy fácil de con seguir, que no requiere aplicar muchos recursos o que no presenta un gran coste. La expresión tiene su origen en uno de los triunfos más sonados de la historia militar española que tuvo lugar cerca de la localidad de Bicoca, junto a Milán, Italia, en la que los tercios españoles vencieron de forma aplastante a un ejército franco-suizo. Los arcabuceros españoles, los mejores de la época, acribillaron desde una posición dominante a las tropas franco-suizas muriendo más de 3.000 soldados y sólo un soldado español.

«Vanguardia» proviene de la expresión francesa avant garde, que hace referencia a la parte más avanzada de un ejército en un teatro de operaciones. Con el tiempo, pasó a emplearse en el lenguaje cotidiano para hacer referencia a los movimientos artísticos, sociales o políticos más adelantados a su tiempo.

Hay un aspecto poco conocido y cada día más valorado por las empresas y es el derivado del código ético de los ejércitos que configuran su cultura militar como factor de cohesión principal de los mismos. En ese código ético destacan valores como la Lealtad, la Disciplina entendida como convencimiento individual de poner el cumplimiento del deber, la responsabilidad y el respeto a las leyes por encima de otro aspecto, el Compañerismo, el trabajo en Equipo, la Fortaleza, el Valor, el sentido del Honor que tiene su máxima expresión en el respeto a la Verdad por encima de cualquier otra convicción, la protección del más débil. Estos valores que los encontramos hace más de diez siglos en la cultura japonesa, en el Bushido, los han conservado los ejércitos por ser esenciales para cumplir con la misión suprema del ejercicio legítimo de la fuerza definitiva del Estado en caso de extrema necesidad y por ello para utilizar adecuadamente las herramientas letales puestas en sus manos.

Esos valores que han sido conservados en las Ordenanzas de los ejércitos en España desde hace siglos, son de marcado interés para muchas empresas. Las formaciones militares se llaman «Unidades» que proviene de unidad, de estar unidos, de apoyarse el uno en el otro, de un compañerismo acendrado que se manifiesta en no dejar a nadie atrás. Esto, por si solo ha ocasionado que empresas como Amazon en la selección de personal para cuadros intermedios haya preferido a oficiales de los ejércitos sobre graduados en determinadas carreras.

Hoy en día la gran aportación no solo del pensamiento militar, sino de la ética y la moral militar que da nombre a la sección de pensamiento y moral militar de la Academia tiene un valor incontestable para cualquier sociedad. La española que sigue con lastres desde 1939 y posteriormente hasta 1978 va avanzando poco a poco en el conocimiento no solo de la aportación del pensamiento estratégico, del pensamiento militar a la sociedad sino también de los valores, de la ética y la moral militar.

Luis Feliu Bernárdez

El desarrollo de los drones

Los vehículos aéreos no tripulados

Bombardeo de Venecia.- FDRA – Fuerza Aérea

LOS COMIENZOS

El uso de los vehículos aéreos no tripulados, conocidos como UAV`s por sus siglas en inglés unmanned aerial vehicle, UAS`s (unmanned aerial system), también como RPAS (Remotely Piloted Aircraft System) o más comúnmente como drones, está cada día más extendido tanto en el ámbito civil como en el ámbito militar.

Es precisamente en este ámbito donde empiezan a desarrollarse estos vehículos ante la necesidad de llevar a cabo acciones sin necesidad de arriesgar vidas humanas.

Según muchos autores, el origen de los drones hay que situarlo en la primera guerra de independencia italiana, y concretamente en el asedio y caída de Venecia que tuvo lugar entre el 28 de abril y el 22 de agosto de 1849, durante el cual los austriacos trataron de bombardear la ciudad desde globos no tripulados.

Mas tarde, en la guerra Hispano-Americana de 1898, surgió el uso de cometas equipadas con cámaras por parte de las fuerzas de EEUU, para llevar a cabo labores de inteligencia a través de la vigilancia aérea.

Desde entonces y al albur de los conflictos bélicos, el empleo de drones ha ido sufriendo una gran evolución.  En 1917 Charles F. Kettering, de Dayton, Ohio, al servicio de la Dayton-Wright Airplane Co., inventó el torpedo aéreo no tripulado Kettering, comúnmente conocido como “Kettering Bug“, un vehículo capaz de llevar una carga de 180 lbs. hasta  75 millas del punto de lanzamiento. Para algunos esto constituyó el primer  misil de la historia y para otros un paso de gigante en el desarrollo de los drones.

Recreación del “Kettering Bug”.- Museo Nacional de la Fuerza Aérea de EEUU.
GB 1.- GLIDE

LA EVOLUCIÓN

Un paso decisivo en el desarrollo de los drones fue el uso del radiocontrol, presentado por Nikola Tesla en 1898, que permitía el control de objetos a distancia mediante ondas radio. Sin embargo no sería hasta bien entrado el año 1924 cuando se lograría incorporar esta tecnología en el guiado y control de vehículos aéreos de manos de los ingleses.

Durante la Segunda Guerra Mundial, además del uso de drones para vigilancia aérea,  se extendió el uso de bombarderos equipados con radio control, capaces de transportar una carga explosiva, haciéndolos estrellar contra el enemigo. Hacia mediados de los cuarenta surgen los programas estadounidenses de bombas voladoras GB-1 Glide y GB-4 Robin y posteriormente a finales de 1946 aparecen los aviones no tripulados con fines formativos como el Q-2 Firebee.

Durante la época de la Guerra Fría, por parte de los americanos se hizo un uso extensivo de los vehículos aéreos no tripulados, las famosas luciérnagas, para llevar a cabo labores de inteligencia fotografiando zonas sensibles de Rusia, China y Cuba.

Otros escenarios bélicos como Vietnam, Israel, Siria, el Líbano, Afganistán, etc, han contribuido enormemente al desarrollo de estos vehículos con amplios fines militares hasta alcanzar el actual grado de sofisticación, abriendo puertas para su utilización en otros ámbitos como el terrestre y el naval. El desarrollo de las comunicaciones vía satélite, la criptografía, los sofisticados sistemas de control, la inteligencia artificial, etc son solo algunos de los avances tecnológicos que, unidos a esos primeros hitos que supusieron el radio control y la tecnología giroscópica de Sperry, han facilitado su desarrollo.

Drone en tareas agrícolas
Drone repartiendo paquetería

USO CIVIL DE LOS DRONES

Pero las enormes ventajas que se derivan de su uso no han pasado desapercibidas en el ámbito civil, donde se ha visto su potencial y la gran cantidad de usos prácticos que se les pueden dar. La monitorización de instalaciones, el transporte y entrega de mercancías, la realización de trabajos penosos en lugares inaccesibles, el empleo en labores de agricultura y ganadería como fumigación, control de cultivos y explotación ganadera, el control de incendios, la búsqueda y rescate de personas, la cartografía, la vigilancia aérea, trabajos de arqueología, geología y meteorología, control de la contaminación, etc, son sólo algunos de la infinidad de empleos que se les pueden dar.

El uso de los drones con fines civiles ha crecido de forma tan vertiginosa que en muchos casos ha producido una demanda legislativa que no ha sido totalmente satisfecha. La facilidad de acceso a estos vehículos de pequeño tamaño así como a sus medios de control, les hacen susceptibles de ser utilizados con fines no lícitos, creando problemas de seguridad y ética, de forma que la legislación, en aras a ser garantista, resulte a veces excesivamente restrictiva en su empleo.

Este es un claro ejemplo de como una tecnología desarrollada al amparo del ámbito militar ha superado con mucho el uso inicialmente previsto y se ha extendido al ámbito civil, hasta tal punto que actualmente el número de drones con fines civiles supera con mucho al empleado con fines militares.

Jesús Manrique Braojos

Fuerzas Armadas y Protección Civil en España

La Unidad Militar de Emergencias

FUERZAS ARMADAS Y PROTECCIÓN CIVIL

Es un hecho constatado que en la mayor parte de los países del primer mundo se trabaja continuamente en el perfeccionamiento de los «sistemas integrales» de Protección Civil, encargados de la salvaguarda de la seguridad y bienestar de la población, sus bienes y su entorno.

La participación de las Fuerzas Armadas en el auxilio de la población afectada por una catástrofe, calamidad u otra necesidad pública, se remonta a la propia existencia de los Ejércitos. Sin embargo, las características inherentes a sus capacidades, organización y forma de actuar, han originado que en los últimos años diversos países (entre ellos España) hayan apostado por especializar, dentro de sus Fuerzas Armadas, determinadas unidades para hacer frente con eficacia a estas situaciones de emergencia nacional.

Las Fuerzas Armadas de cualquier país son un instrumento del Estado y, como tal, pueden y deben ser utilizadas por éste en aquellas circunstancias y para aquellos fines que puedan resultar necesarias o apropiadas en cada momento. Las organizaciones militares, per se, cuentan con una preparación técnica, física y moral muy definida, gozando de una flexibilidad y disponibilidad que las convierte en un medio idóneo en los casos de desastre, pues están habituadas a adaptarse a circunstancias imprevistas lo que les permite hacer frente a las emergencias tanto de origen natural como aquellas provocadas por el hombre.

Durante mucho tiempo el argumento para recurrir a las organizaciones castrenses se basaba en la ausencia de otros organismos equipados y preparados para acometer situaciones complejas e imprevistas. Hoy en día, y a medida que nos adentramos en un nuevo siglo, todo apunta a que una nueva misión se consolida entre los cometidos habituales que se encomiendan a los ejércitos dentro del concepto de Seguridad Nacional, concepto más amplio y que engloba al de Defensa Nacional.

UNIDADES MILITARES ESPECIALIZADAS

La tendencia observada en algunos países en estos últimos años, ha sido la de crear unidades militares especializadas en emergencias para poder atenderlas con la necesaria especialización y profesionalidad.

Rusia, Francia, Estados Unidos, Suiza, México, Canadá o Israel son ejemplos de naciones que percibieron la necesidad de asignar funciones específicas a sus Fuerzas Armadas relacionadas con las emergencias y la protección civil, no sólo por las circunstancias coyunturales, urgentes e imprevistas que pudieran surgir, sino también por el riesgo comprobado que supone la intervención en estas circunstancias de personal no experto y, en algunos casos, insuficientemente preparado, en un mundo como el de las emergencias que demanda cada vez mayor profesionalidad.

Ciñéndonos a España, la descentralización del Estado, y su estructuración en Comunidades Autónomas, llevó a un proceso de transferencia de competencias en diferentes materias a favor de estas Comunidades. La gestión de las emergencias hasta un cierto nivel (el denominado «nivel 2») fue una de estas transferencias estatales a las administraciones autonómicas, al amparo de lo dispuesto en la Ley 2/1985, de Protección Civil, y en las disposiciones posteriores.

Nuestro país ha sido escenario, en los últimos decenios, de una serie de acontecimientos que han marcado un antes y un después en el análisis y en la reflexión sobre lo que debe ser la participación estatal en materia de intervención, cooperación y ayuda en situaciones de emergencia.

El hundimiento del Prestige, en 2002, las grandes nevadas en Burgos, en el año 2004, el incendio de Guadalajara, en 2005, … movieron, tanto a la administración central como a las autoridades autonómicas, a la creación, en unos casos, o la potenciación, en otros, de unos servicios de emergencias técnicamente especializados y de alta cualificación para atender con celeridad la demanda ciudadana, viniendo a demostrar que la administración central, que el Estado, debía aportar algo más que una normativa y una estructura de coordinación en materia de Protección Civil.

Realmente, hasta esos momentos, el Gobierno de España no contaba con un órgano de emergencias robusto, ágil y de suficiente entidad capaz de ofrecer la fiabilidad y la disponibilidad necesaria para el apoyo y el refuerzo preciso a las Comunidades Autónomas, cuando éstas se vieran superadas por la magnitud de la emergencia, o bien para hacer frente, por sí mismo, a una emergencia de interés nacional.

Esta organización, que la sociedad demandaba, bien podría haber sido de carácter civil o militar, pero lo cierto es que había llegado el momento en que el Estado tomara una decisión al respecto.

CREACIÓN DE LA UNIDAD MILTAR DE EMERGENCIAS

Coincidiendo con los graves hechos citados anteriormente, el Presidente del Gobierno formulaba, a finales de 2004, la Directiva de Defensa Nacional 1/2004, una de cuyas directrices establecía que las Fuerzas Armadas debían colaborar en el Sistema de Protección Civil y, junto con otras instituciones del Estado, contribuir a preservar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, y todo ello se plasmó en el artículo 15.3 de la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional, que dice: Las Fuerzas Armadas, junto con las instituciones del Estado y las administraciones públicas, deben preservar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente.

Se sentaban las bases para asignar, de manera explícita, una nueva misión a las Fuerzas Armadas y, a resultas de ello, el 7 de octubre de 2005, el Consejo de Ministros acordó crear la Unidad Militar de Emergencias (UME), dándole como misión la intervención en cualquier lugar del territorio nacional cuando lo decida el Presidente del Gobierno, o el Ministro en quién delegue, para contribuir a la seguridad y bienestar de los ciudadanos…

El Gobierno optaba, para solucionar los problemas expuesto con anterioridad, por la creación de una unidad militar, con medios humanos procedente de los tres Ejércitos y de los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas, a similitud de otros países de nuestro entorno.

Se creó de este modo una unidad organizada, instruida, adiestrada y dotada de material e infraestructura específicamente preparada para cumplir la misión asignada con eficacia y rapidez. Se lograba con ello disponer de una unidad militar auténticamente especializada en emergencias, con medios, instrucción y adiestramiento específico y doctrina y procedimientos propios.

LA UNIDAD MILITAR E EMERGENCIAS HOY

La UME, hoy, es una unidad militar que ha alcanzado su velocidad de crucero, convirtiéndose en un importante elemento de cohesión nacional, complementando y equilibrando los servicios de emergencia que prestan otras administraciones públicas y generando confianza en la sociedad, que ve como el Estado pone a su disposición todos los medios de los que dispone, incluidas sus Fuerzas Armadas, en las situaciones comprometidas.

La capacidad y la agilidad de respuesta, el empleo en masa, el esfuerzo sostenido, la flexibilidad en sus despliegues y redespliegues y la capacidad de canalizar los medios del resto de las Fuerzas Armadas son características que permiten a la Unidad Militar de Emergencias concentrar sus medios en cualquier punto del territorio nacional para hacer frente a cualquier emergencia con una total autonomía logística.

La UME mira a su futuro como un proyecto que se define cada día atendiendo a las nuevas necesidades de la sociedad española. Diferentes retos que afrontar, diversas capacidades que perfeccionar, hacen que el movimiento no se detenga y que su progresión sea constante y siempre acorde con las demandas de la sociedad a la que intenta servir con vocación, eficacia y espíritu de servicio.

José Emilio Roldán Pascual

Ejércitos, administración pública y mundo empresarial

El modelo de contratación administrativa se construyó en el marco de la Administración Militar

Contador e Intendentes de Ejército (Estado del Ejército y la Armada, J.J. Ordovás, 1807)

ORIGEN MILITAR DE LOS CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO
En la actualidad el colectivo empresarial en el seno de la sociedad civil dedica una parte importante de su actividad a la oferta de sus productos a las Administraciones Públicas a través del mecanismo de lo que se ha venido llamando la contratación administrativa, hoy regulada por la Ley de 8 de noviembre de 2017 de Contratos del Sector Público. A su vez, todos los ministerios, consejerías, ayuntamientos, etc., gestionan buena parte del gasto de sus respectivos presupuestos a través de la misma fórmula.
Pues bien, siempre se hace alusión al Real Decreto de 27 de febrero de 1852, conocido ordinariamente como de Bravo Murillo, como el germen de la normativa aludida. Efectivamente, fue el citado R.D. el que introdujo en la Administración Civil las primeras normas contractuales, basándose “en la virtud indiscutible de la subasta pública, y ésta por pliego cerrado”, a la que consagraba como forma de adjudicación básica de los contratos.
Pero ninguna de estas y otras formulaciones contenidas en el R.D. repetidamente citado eran, sin embargo, originales. Fue el marco de la Administración Militar donde se construyó ese modelo de contratación administrativa que inspiró aquél. Los ministerios y, en general, la Administración Civil tal y como hoy la conocemos no se desarrollaron en España hasta mediados del siglo XIX, mientras que los ejércitos y, en concreto, la Administración Militar tuvieron que hacerse cargo desde el siglo XVI de la logística de unas tropas cada vez más voluminosas, dotándolas de armamento, vestuario, alimentación, transporte, sanidad, etc. Ello dio lugar a que en el seno de esta última se desarrollaran desde un primer momento unas técnicas e instrumentos jurídicos para contratar en el ámbito civil los suministros que necesitaba.

LA ADQUISICIÓN MILITAR DE SUMINISTROS CIVILES REGULADA DESDE EL SIGLO XVIII
No vamos a referirnos a la multitud de disposiciones y ordenanzas que, cada vez con más precisión, fueron regulando la adquisición de tales suministros, entre otras la Real Ordenanza e Instrucción de 13 de octubre de 1749, dirigida a los intendentes de Ejército, o el Real Decreto de 22 de febrero de 1803 que lo hacía en el ámbito de la Marina. Nos limitaremos, por razones de espacio, a citar el Real Decreto de 6 de marzo de 1818, que aprobó la Instrucción General para el gobierno y administración de la Hacienda Militar, debido a la pluma del entonces ministro de Hacienda Martín de Garay, intendente y miembro del Cuerpo político de la Hacienda Militar. En dicha Instrucción figuran normas como las siguientes:
“Encargo particularmente a mi Secretario de Estado del Despacho de Hacienda procure generalizar el sistema de contratas para el suministro a mis Ejércitos, y que se formulen con publicidad” (art. 18).
“Los Contadores e Interventores […] han de presenciar y fiscalizar las subastas y ajustes de cualesquiera clases”, y redactar “los pliegos de condiciones” (art. 27).
Advierte “si será conveniente estipular en la contrata alguna restricción al asentista en reunir acopios excesivos en los parajes en que no se necesite para la buena asistencia a los ejércitos, a fin de evitar que, reuniéndolos en los puntos de escasez, pueda el contratista, bajo el pretexto de la contrata, dar la ley en el mercado, estancar el género, y causar la miseria o perjuicios a los habitantes del país” (art. 28).
“No se han de hacer contratas por ajustes alzados, a excepción del ramo de hospitales” (art. 29).
Respecto a los pliegos de condiciones, el Intendente General “dispondrá que el contador General los examine con la escrupulosidad que exige su importancia” (art. 30).
Habrá que anticipar “por edictos en las plazas principales del reino el asiento de cualquiera de los ramos, señalando el día en que se ha de verificar el primer remate, que siempre han de mediar a lo menos treinta días desde la fecha de los edictos […]” (art. 31).
“Solemnizadas en este orden las contratas y ajustes, quedará al cuidado […] de los Intendentes y Ministros de los ejércitos, y Contadores a Interventores de ellos, bajo su responsabilidad, el afianzamiento de los contratistas al cumplimiento de las obligaciones pactadas” (art. 33).
“Si conviniese al sigilo de las operaciones militares el formar contratas reservadas […]” (art. 38).
Estas y otras muchas normas de la Instrucción demuestran el interés en regular la contratación militar, y recogen figuras y reglas que hoy son típicas de la contratación administrativa en general.

Juan Miguel Teijeiro de la Rosa

Formación Profesional Obrera

La fábrica de armas de Trubia

Fábrica de Trubia

LOS APRENDICES
Hasta mediados del siglo XIX la fabricación de bienes de consumo estuvo bajo el control de los gremios. Se trataba de un sistema monopolístico encubierto, representado por asociaciones profesionales de artesanos o industriales que ejercían el mismo oficio en la ciudad. Estaba gobernado por unas rígidas normas que regulaban la producción, calidad y precio de los artículos, evitando así la competencia entre ellos. En consecuencia, se trataba de un sistema monolítico dirigido habitualmente a uno o dos aprendices con edades medias comprendidas entre los 14 y 16 años. Estos alumnos noveles recibían las clases en el propio lugar de trabajo, a través de un contrato privado con su maestro de taller del que recibían normalmente el alojamiento, manutención, vestido y las enseñanzas propias del oficio. Mediante estos servicios se compensaba al aprendiz por los trabajos que realizaba.
El sistema no dejaba de ser una organización de estructura cerrada y vertical, en la que la figura del aprendiz aseguraba la continuidad de los oficios, lo que implicaba una gran rigidez en la transmisión de los conocimientos y una escasa evolución del aprendizaje basada en una especie de imitación, circunstancias que afortunadamente serían corregidas tras la aparición de las escuelas de formación profesional obrera.
La aparición de la primera revolución industrial en la segunda mitad del siglo XVIII apenas influyó en la mejora de los procedimientos de la enseñanza gremial. Sin embargo, a partir de mediados del XIX aparecieron nuevas tecnologías y teorías económicas, científicas y sociales; el maquinismo; la difusión y consolidación de las ideas liberales por Europa, etc., que darían lugar al origen de la segunda revolución industrial.

Francisco Antonio de Elorza y Aguirre

DE LOS GREMIOS A LA FORMACIÓN PROFESIONAL
El nuevo escenario indujo a los estados a involucrarse paulatinamente en la educación de los ciudadanos, exigiendo un nuevo sistema de aprendizaje colectivo que no fuese dirigido explícitamente a uno o dos alumnos. Había que institucionalizar y reglar escuelas donde se impartiera a los obreros una extensa formación teórico-práctica científica y técnica más avanzada, y que los formaran y cualificaran profesionalmente en un amplio abanico de oficios. Se iniciaba así un proceso de adecuación de la mano de obra a las nuevas necesidades industriales.
En este contexto técnicamente más avanzado, el sistema gremial resultaba ineficaz para adaptarse a estas novedades, comenzando en consecuencia a decaer a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, e instaurándose gradualmente el nuevo modelo de formación profesional que estaría directamente relacionado con el desarrollo de una profesión u oficio determinado, aunque referida únicamente al nivel elemental de las enseñanzas técnicas industriales.
Cuando en 1844 el teniente coronel de artillería Francisco Antonio de Elorza y Aguirre fue nombrado director de la Fábrica de armas de Trubia, incorporó al sistema de fabricación maestros extranjeros de reconocido prestigio. Siempre bajo la supervisión de los oficiales de artillería, estos expertos y técnicos, junto con las nuevas tecnologías que estaban apareciendo por Europa, comenzaron a aportar conocimientos y experiencias innovadores al funcionamiento y rendimiento de la fábrica.
Además, Elorza estaba convencido de que para modernizar y aumentar la producción había que romper con el tradicional esquema de enseñanza gremial de aprendices, y sustituirla por una organización más efectiva y profesional. Esta forma de pensar fue sin duda fruto de las experiencias adquiridas durante sus múltiples viajes por Europa, visitando todo tipo de instalaciones y factorías relacionadas con la industria, especialmente la militar.

LA PRIMERA ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL OBRERA EN ESPAÑA
Para establecer el sistema de enseñanza que tenía en mente eligió a capitanes de artillería para impartir las clases teóricas, entre cuyas materias se encontraban las de Geometría, Aritmética, Dibujo, Mecánica, etc., en tanto que los maestros u operarios extranjeros contratados dirigirían las prácticas. Así, en este incipiente centro de enseñanza se daban los primeros pasos para convertirse en el origen de la primera Escuela de Formación Profesional Obrera de España. Su comienzo oficial hay que datarlo en el 7 de enero de 1850, coincidiendo con la redacción por parte de Elorza del texto fundacional de la escuela de aprendices de la Fábrica de armas de Trubia. Fue la primera de España a “la nueva usanza”, es decir, reglada y conforme a una formación científica y técnica en línea con la formación profesional elemental, orientada sobre todo a la industria militar.
En su ideario no sólo se pretendía formar profesionales de mano de obra directa y maestros para trabajar en Trubia, sino contribuir además a que éstos pudieran ir sustituyendo a los extranjeros que estaban siendo contratados por las restantes fábricas y fundiciones militares. De esta forma se beneficiaría a la industria española en general y a los trabajadores en particular.
La escuela se organizó de forma gratuita para los operarios y aprendices de la fábrica que se estaban formando por el primitivo sistema gremial, pero, además, podían asistir en las mismas condiciones aquellas personas que por su trabajo les fuera necesario mejorar sus conocimientos. Inicialmente comprendió tres cursos anuales que más tarde se ampliarían a cuatro, recibiendo el alumno el correspondiente título de aptitud una vez superaba todos los cursos.

Diego Quirós Montero

10/12/1981: España ingresa en la OTAN

El proceso de incorporación de España a la Alianza Atlántica se inició tras el discurso de investidura del presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, el 25 de febrero de 1981, dos días después del intento de golpe de estado del 23 de ese mismo mes.

El día 2 de diciembre de 1981, España comunicaba a la Alianza Atlántica su intención formal de adherirse al Tratado de Washington y, de manera casi automática, recibió la invitación del Consejo del Atlántico Norte (CAN) para iniciar el proceso de adhesión.

El día 10 de diciembre de 1981, los 15 ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN firmaron el protocolo de adhesión de España a la Alianza, en presencia de su colega español, José Pedro Pérez Llorca.

Este documento daba inicio, formalmente, al proceso de ingreso de España en la OTAN, una vez que las Cortes Españolas habían dado su autorización y con la firma del resto de los países miembros ad referendum (firma condicionada hasta que los parlamentarios o Gobiernos, según el caso, de estos países lo refrendaran).

El acto de la firma se realizó en la sede de la Alianza, en Bruselas, donde Joseph Luns, secretario general de la Organización, mostró su alegría por lo que consideró «una etapa en el camino de España para ocupar el lugar que le corresponde en el seno de la comunidad de sociedades occidentales, libres y democráticas».

Con la culminación de este proceso de adhesión, España se convirtió en el socio número 16 de la Alianza.
Tras las elecciones generales del 28 de octubre de 1982 se produjo un período de reflexión sobre la entrada de España en la Alianza, que condujo a la suspensión de las conversaciones sobre la integración militar de España
en la OTAN.

En el discurso sobre el «Estado de la Nación», de octubre de 1984, el presidente del Gobierno, Felipe González, presentó el «Decálogo de Paz y Seguridad» que estableció las directrices políticas que el pueblo español debería ratificar por referéndum.

Este referéndum se produjo el 12 de marzo de 1986 y mostró el respaldo de los ciudadanos a favor de la entrada en la Alianza, con un 52,54 por ciento de votos a favor, con lo que España inició su participación en todos los comités, grupos de trabajo, agencias, presupuestos y planeamiento de la defensa, con excepción de la estructura militar integrada.

SONAR (Sound Detection and Ranging)

Ver en las profundidades marinas

Funcionamiento del SONAR

NACIÓ EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Buen número de inventos, nacidos exclusivamente para su aplicación en operaciones militares, han pasado a ser imprescindibles también en el mundo comercial o industrial. Ejemplo vivo de ello es el SONAR, nacido en los albores de la segunda guerra mundial para obtener, desde un buque de superficie, marcaciones, distancias y profundidades de un submarino en inmersión, para detectar ruidos submarinos (bandadas de peces, de crustáceos…) haciendo las veces de hidrófono e incluso para comunicaciones submarinas (todo sonar militar suele llevar acoplado un teléfono submarino) .
En principio, el SONAR responde a la misma concepción que el RADAR, Un proyector emite debajo del agua (desde un domo que sobresale del casco de un buque de superficie) un estrecho cono de energía ultra sonora, que se propaga a 1500 metros por segundo y, si encuentra un obstáculo opaco se refleja en forma de “eco” y se puede sintetizar en una pantalla, pero también, acústicamente, el operador “que escucha el eco” debía ser capaz de distinguir de que objeto se trata (¡Eco metálico! ¡Toninas! etc.) así como el conocido como efecto “Doppler” (cambio de frecuencia aparente de una onda producido por el movimiento relativo de la fuente respecto a su observador) que permite determinar si lo detectado se acerca o se aleja.

SUPERANDO DIFICULTADES
La dificultad mayor contra la que luchó el desarrollo del SONAR radica en las condiciones de propagación de las ondas sonoras en la mar, la ecuación del alcance del ultrasonido emitido depende de la temperatura del agua, de su presión (profundidad) y, en menor medida, de la salinidad. La temperatura del mar, según se desciende hacia el fondo, suele tener un cambio de gradiente que, a los imaginarios ojos del que utiliza el SONAR, forma una “capa”, en la cual rebotan las ondas emitidas de tal manera que, por mucha potencia que se aplique, el sonido no penetra esa capa y el submarino que se encuentre debajo de ella estará inmune pues nunca podrá rebotar las ondas de esa emisión ultra sonora. De ahí el nacimiento de los sonares de profundidad variable, cuyo domo emisor se arría desde las toldillas de los barcos y se cala por debajo de dicha capa (la cual se conoce por el uso de los batitermógrafos o por los atlas de temperaturas de la mar).

SONAR de inmersión AQS-13
SONAR de barrido lateral

APLICACIONES CIVILES
Pues bien, todos esos conocimientos de la propagación y de la calidad del sonido que se propaga, han llevado a grandes utilizaciones del SONAR en el mundo civil, en la pesca, en la hidrografía y en la búsqueda de pecios u otros objetos hundidos (cazatesoros).
La pesca fue la primera en disfrutar del SONAR, con el aparato pueden detectar los bancos de peces a mucha distancia y, por los sonidos que emiten, de que tipo de peces se trata. En la pesca de altura es difícil encontrar, hoy en día, un pesquero sin sonar, e incluso los hemos vistos también en los de bajura.
La aparición de los sonares de barrido lateral, que transmiten un pulso acústico estrecho, en forma de abanico perpendicular a su dirección de viaje y, a medida que dicho pulso viaja hacia afuera desde el emisor, el lecho marino y otros objetos reflejan parte de la energía del sonido en la dirección del sonar (conocido como retrodispersión), lo cual lo introdujo de lleno en el mundo de la hidrografía y, para tormento de los responsables de velar por la preservación de la arqueología acuática sumergida, en la de los popularmente conocidos como cazatesoros.

José María Blanco Núñez

LA DISCIPLINA

VALORES MILITARES: La disciplina
“La fortaleza de un ejército estriba en la disciplina rigurosa y en la obediencia inflexible a sus oficiales”. Tucídides

La disciplina es la norma sobre la que los militares deben fundamentar su conducta. Tiene como base la obediencia y un alto concepto del honor, la justicia y la moral, para lograr el cumplimiento del deber.

Según el Decálogo del cadete, la disciplina facilita el cumplimiento de la misión, porque garantiza que la unidad actúe como si fuese un solo hombre siguiendo las órdenes de su jefe, que debe asumir el mando con firmeza y responsabilidad asumiendo, siempre, las consecuencias de sus decisiones.

No debemos olvidar que la obediencia a la que la disciplina nos obliga, no supone renunciar a la propia iniciativa ni a la responsabilidad individual, sino que nos exige un esfuerzo para identificarnos con los propósitos del mando y comprometernos con su correcta ejecución.

Todo militar debe practicar, exigir y fortalecer la disciplina para que se convierta en una actitud permanente, incluso en las situaciones más adversas.

Alfonso X de Castilla, El Sabio

Se celebra el 800 aniversario del nacimiento de una de las figuras más importantes en el desarrollo de la cultura, la historia y la lengua castellana.

Alfonso X de Castilla, llamado El Sabio, (Toledo 1221-Sevilla 1284), accedió al trono tras la muerte de su padre, Fernando III. Desde muy joven destacó en labores militares, como en la conquista del Reino de Murcia. Durante su reinado continuó su lucha contra los musulmanes, llegando a ocupar territorios que ya habían sido invadidos como Cádiz o Jerez.

A pesar de ser una de las figuras imprescindibles al hablar de la Reconquista, llegando a ocupar diversas zonas de An-Andalus, Alfonso X pasó a la Historia con el sobrenombre de El Sabio precisamente porque fue un gran promotor de la cultura y la lengua castellana. Organizó tres centros culturales en Murcia, Sevilla y Toledo y, en esta última ciudad fundó la Escuela de Traductores, que se encargaba de traducir y recopilar materiales de todo el mundo, y que trabajaba para crear una importante obra literaria en lengua castellana.

Alfonso X fue un importante autor de la época, con una gran creación artística entre las que destacó las Cantigas de Santa María; una obra inspirada en la Virgen María y que fue la única obra literario que no escribió en castellano, sino en galaicoportugués. Pero uno de los motivos por los que el monarca promovió la creación cultural fue para consolidar la lengua castellana. Se le considera el fundador de la prosa castellana y fue, precisamente en su época, cuando el castellano se convirtió en lengua oficial del reino, dejando el latín en un segundo plano.

El monarca era una persona tremendamente culta. Tenía estudios de astronomía, historia y ciencias jurídicas, entre otras áreas. Entre sus creaciones destacan: obras jurídicas –“El código de las siete partidas”, que se encargó de recuperar las tradiciones romanas y unirlas a las de Castilla-, obras científicas –entre los que destacan los “Libros del Saber de astronomía”, obras históricas –como “Crónica General” y “La grande e general estoria”-, y las obras poéticas –también compuso, además de las Cantigas de Santa María, compuesto por 453 poemas, lo que le convierten en el primer autor lírico de la lengua castellana.

Blas de Lezo

Soldado como muchos y estratega como pocos, Blas de Lezo y Olavarrieta se convirtió en una leyenda en el siglo XVIII.

Sus batallas y la innumerable cantidad de barcos hundidos y capturados, le convierten en el mejor comandante de la historia de España.

Blas de Lezo y Olavarrieta nació en Guipúzcoa, en 1689, en el seno de una familia de la nobleza. Desde niño ya soñaba con surcar los mares y los océanos, pero no fue hasta que cumplió los 12 años cuando se alistó como guarda mariana en la Armada Francesa, aliado de España en aquellos años.

A los 15 años participó en su primera acción bélica, en la batalla de Vélez Málaga, donde una bala de cañón le alcanza la pierna izquierda, que tiene que ser amputada de urgencia.

Tras su merecido ascenso y recuperación, y ya al servicio de España, Blas de Lezo se dedica a patrullar por el Mediterráneo en busca de naves enemigas.

En 1706 es enviado a participar en el asedio de Barcelona, ciudad contra la que los ingleses tienen levantado un cerco marítimo. Gracias a la pericia de Blas de Lezo, que consiguió resistir con éxito al asedio pese a que la marina inglesa era muy superior en número.

Posteriormente Blas de Lezo fue enviado a la fortaleza de Santa Catalina de Tolon, donde luchó contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya. Tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla se le incrustó en el ojo izquierdo, que le explotó en el acto, perdiendo la visión del mismo. A pesar de este hecho, y ya tuerto de por vida, Blas de Lezo quiso continuar en el servicio y no abandonarlo.

Su siguiente gran acción tuvo lugar en 1710 donde combatió y apresó, entre otros barcos, al navío inglés Stanhope, tres veces mayor en tamaño y potencia que el buque de Blas de Lezo.

En 1714 Barcelona volvió a ser asediada y nuevamente fue rescatada por Blas de Lezo al mando del Campanela. En la contienda, una bala de mosquete le dejó inútil el brazo derecho.

Con tan sólo 26 años Blas de Lezo era ya cojo, tuerto y manco –lo que le valió el apodo de “Medio Hombre”- aunque su leyenda ya había empezado a forjarse entre los marineros.

Desde el final de la Guerra de Sucesión Española hasta 1730, Blas de Lezo es enviado a América donde lucha contra la piratería que intenta sabotear las rutas comerciales españolas. Tras unos años en España y tras ser ascendido a Teniente General de la Armada, fue enviado nuevamente a América, donde se escribiría una de las páginas más gloriosas de la Armada Española: El Sitio de Cartagena de Indias, plaza que tuvo que defender –con apenas 3000 hombres y seis barcos- de los ataques del almirante inglés Edward Vernon, que contaba con 186 naves, que transportaban más de 27000 soldados y 2000 piezas de artillería. Tras duros combates, Vernon abandonó derrotado las aguas de Cartagena de Indias. Pese a que las cifras oficiales cifraban en 5000 los ingleses muertos, debieron ser muchos más, puesto que el oficial en su huida tuvo que hundir a varios navíos porque no tenía tripulación suficiente para manejarlos y no quería que cayesen en manos españolas. Tal fue la humillación sufrida por los ingleses que hasta el rey Jorge II prohibió cualquier tipo de publicación sobre la batalla.

Tras desavenencias con la Corte, Blas de Lezo muere el 7 de septiembre de 1741 a consecuencia de las heridas recibidas en la defensa de Cartagena de Indias. Murió en el olvido, sin cobrar las pagas atrasadas y dejando casi a la intemperie a la familia.

Eloy Gonzalo García

Corría el año 1868. Un recién nacido es abandonado en una inclusa de Madrid con una nota que decía “Este niño nació a las seis de la mañana. Está sin bautizar y rogamos que le ponga por nombre Eloy Gonzalo García, hijo legítimo de Luisa García, soltera, natural de Peñafiel. Abuelos maternos, Santiago y Vicenta”.

Nunca llegó a conocer a su familia biológica. Eloy Gonzalo fue acogido por una familia hasta los 11 años –edad en la que la familia de acogida dejaba de percibir el subsidio de la inclusa-. Entonces, el adolescente decidió volver a Chapinería, donde había pasado parte de su infancia y donde logró sobrevivir realizando trabajos de albañil, labrador, carpintero y aprendiz de barbero.

Con 21 años, el joven se alistó en el Regimiento Dragones de Lusitania 12º de Caballería, donde alcanzó el rango de cabo. Tres años más tarde, ingresó en el cuerpo de Carabineros y fue destinado a la Comandancia de Estepona (Málaga). Posteriormente solicitó su traslado a la Comandancia de Algeciras, que le fue concedido.

De nuevo, la desdicha recae sobre Eloy Gonzalo. A punto estaba de casarse cuando sorprendió a su prometida en la cama con un teniente. El joven enamorado, traicionado de nuevo, zarandeó al superior y le amenazó de muerte con su pistola. Por este hecho, fue llevado a un Consejo de Guerra y condenado a 12 años de prisión por un delito de subordinación.

Era una época convulsa en España debido, sobre todo, a la situación en Cuba. Cánovas llegó al poder y adoptó las medidas que la situación requería. Entre ellas, promulgó el Real Decreto de 25 de agosto de 1895, por el que indultaba todo el personal militar en prisión –en el que no hubiese delito de sangre- que estuviese dispuesto a luchar en la Guerra de Cuba. Así lo solicitó Eloy Gonzalo y le fue concedido.

Desembarcó en La Habana como soldado de Infantería y fue destinado al Regimiento María Cristina nº 63 para, un año después, ser destacada en la guarnición de Cascorro.

Al inicio del combate el panorama era desolador. 2000 hombres del ejército cubano frente a los 170 del ejército español. No disponían ni del personal ni de los medios adecuados para el combate. Tan sólo contaban con rifles que, en principio, hacían mantener a raya a los cubanos. La contienda continuaba y el enemigo continuaba su avance. Se posicionaron en un edificio situado a 50 metros del fuerte principal desde donde podían matar, de un solo disparo, a cualquier militar español.

El capitán Neila rechazó en numerosas ocasiones las proposiciones de retirada, pero la situación comenzó a ser insostenible. En un último intento, solicitó un voluntario que penetrara en las filas enemigas y prendiera fuego al edificio desde el que el enemigo estaba dominando la posición española. Eloy Gonzalo no se lo pensó dos veces y se presentó voluntario con una única condición: que fuese atado con una soga para que, en caso de que le mataran, su cuerpo pudiese ser recuperado.

Así, Eloy Gonzalo, provisto de cerillas y una lata de petróleo, salió del fortín –apoyado por fuego amigo-, se dirigió al edificio enemigo, lo incendió, regresó ileso y la posición española pudo ser liberada. Se ordenaron dos salidas más para atacar al enemigo y, en ambas, Eloy Gonzalo volvió a ser voluntario.

Por estos hechos, le concedieron la Medalla de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo.

Eloy Gonzalo falleció el 18 de junio de 1897 a causa de una enterocolitis ulcerosa. Los restos mortales se trasladaron a Madrid, donde recibieron un gran y popular homenaje, y fueron depositados en la basílica de Atocha e inhumados en el cementerio de la Almudena.

Tres monumentos honran su memoria: la plaza del Cascorro, en Madrid, en Chapinería y en San Bartolomé de Pinares.

¿Sabías que….. la fregona es un invento español?

Manuel Jalón Corominas, ingeniero aeronáutico del Ejército del Aire, inventó el “lavasuelos” -posteriormente conocido como fregona- en el año 1956. Creó entonces la primera y mayor fábrica de fregonas de Europa, llamada Rodex.

Años más tarde, Corominas también inventaría el escurridor para la fregona.

EL COMPAÑERISMO

VALORES MILITARES: El COMPAÑERISMO
El compañerismo es uno de los principales valores militares, que va más allá del empleo. Es una cualidad fundamental cuando se trata de convivir estrechamente con otras personas con las que se comparten circunstancias y forman parte del mismo equipo.

Es una cualidad fundamental en la vida del militar, que se pone de relevancia cuanto más difíciles sean las circunstancias.

Es el compromiso que le lleva a entregarse al compañero con generosidad y desinterés. Que se alegra de sus éxitos, premios y progresos, pero que también le ayuda a corregir errores. Es un sentimiento que se fortalece con las vivencias y el trabajo diario y tienen su máximo exponente en el trabajo en equipo y en operaciones militares.

Soldado Jorge Trejo

7 de abril de 2004. Lo que parecía una noche tranquila en la base militar española, asentada en la localidad iraquí de Diwaniyah, se truncó en sólo un segundo.

El soldado Jorge Trejo hacía guardia en su garita. Apenas le quedaban diez minutos para que le dieran el relevo. El reloj marcaba las 23.15 cuando escuchó la salida de un mortero. Un grupo de insurgentes armados con lanzacohetes y granadas estaban atacando la base militar española. Lejos de huir, el soldado cogió la radio para informar y contraatacó con fusil. Descargó cinco cargadores contra los enemigos y mantuvo su posición hasta que llegaron los refuerzos. Se convirtió en un muro que frenó a las fuerzas enemigas.

El soldado contó que el último cargador (con 30 balas) lo vació a ráfagas más cortas para no quedarse sin munición. El tiempo se le pasó más lento de lo normal porque cuando estás en tensión parece que el tiempo se para. Aseguró que el funcionamiento de la unidad dándole luego cobertura fue perfecto.

Con su heroica acción, el soldado Trejo evitó que los insurgentes destruyesen las naves del helipuerto, lo que hizo que le condecorasen con la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Rojo. “En ese momento no piensas, actúas, que es para lo que estamos instruidos. Calculo que los enemigos estaban a unos 50 metros. No se cuánto duró el enfrentamiento pero, con el tiempo, iba cediendo el fuego enemigo hasta que cesó”, comentó.

General Pardiñas

El general Ramón Pardiñas Villardefrancos nació en Santiago de Compostela en 1802, el mismo año en el que Fernando VII se casó con su primera mujer, María Antonia de Nápoles.

Años más tarde, en 1830, Fernando VII aprobó la Pragmática Sanción, por la que las mujeres podían heredar el trono. Una vez firmada, y casado ya en cuartas nupcias con María Cristina de Borbón, nace una infanta, la futura Isabel II.

Este hecho produce un conflicto sucesorio entre los partidarios de la sucesión del infante Carlos y los de Isabel, lo que supone el comienzo de la Primera Guerra Carlista.

El general Pardiñas siempre fue fiel y leal a Fernando VII y defendió los derechos al trono de Isabel II como comandante general de Asturias. Como tal, organizó la defensa de Oviedo contra los ataques de los carlistas. Por este hecho fue condecorado con la Cruz de San Fernando y ascendido al rango de brigadier y posteriormente al de mariscal con 36 años.

El general también participó activamente en política y fue diputado por las provincias de A Coruña y Pontevedra.

Falleció en 1838 en la Batalla de Maella, donde fue derrotado por uno de los más destacados militares carlistas, el general Cabrera.

En 1890, y como reconocimiento a sus servicios, se concedió a sus herederos el título de Marqués de Casa-Pardiñas.

El general Ramón Pardiñas Villardefrancos nació en Santiago de Compostela en 1802, el mismo año en el que Fernando VII se casó con su primera mujer, María Antonia de Nápoles.

Años más tarde, en 1830, Fernando VII aprobó la Pragmática Sanción, por la que las mujeres podían heredar el trono. Una vez firmada, y casado ya en cuartas nupcias con María Cristina de Borbón, nace una infanta, la futura Isabel II.

Este hecho produce un conflicto sucesorio entre los partidarios de la sucesión del infante Carlos y los de Isabel, lo que supone el comienzo de la Primera Guerra Carlista.

El general Pardiñas siempre fue fiel y leal a Fernando VII y defendió los derechos al trono de Isabel II como comandante general de Asturias. Como tal, organizó la defensa de Oviedo contra los ataques de los carlistas. Por este hecho fue condecorado con la Cruz de San Fernando y ascendido al rango de brigadier y posteriormente al de mariscal con 36 años.

El general también participó activamente en política y fue diputado por las provincias de A Coruña y Pontevedra.

Falleció en 1838 en la Batalla de Maella, donde fue derrotado por uno de los más destacados militares carlistas, el general Cabrera.

En 1890, y como reconocimiento a sus servicios, se concedió a sus herederos el título de Marqués de Casa-Pardiñas.

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